17 June, 2006

Tal vés

Deslizo mis dedos sobre la mesa, acariciando la superficie. Siento la madera rígida y firme bajo ellos, buscando tal vés algo más sobre ella, que haya quedado en el olvido. Nada. No hay otra cosa aquí mas que esa llave.
Pasos. Pasos se escuchan. Se oyen combinados con el sonido de mi corazón.
Esa llave fría. Su apariencia metálica me enferma. Es cierto, me encuentro en la penumbra, sin embargo, mi piel puede leer lo que dice cualquier objeto en la habitación. Mi tacto se ha convertido en mi aliado, en mi guía entre las tinieblas.
No sé que es lo que debo de hacer. ¿Continuar? ¿Quedarme ahí? ¿Cuál es el siguiente paso?
Si hay una llave, debe de haber una puerta. Mis sentidos afinados me indican el camino. Caminando entre la oscuridad he de encontrar mi destino.
Pasos. Se detienen. La incertidumbre en la que me encontraba se desvanece poco a poco.
Frente la puerta mi encuentro. Lidiando contra mis pensamientos. ¿He de abrir esa puerta? Es incierto el futuro, pero el ayer lo fue igual. Es vago lo que me depara, sin embargo, algo me empuja y me dice que debo seguir hacia allá.
De pie, ante la puerta, la llave entra en el cerrojo de la puerta. Encuadra perfecto en la cerradura. Sólo hace falta dar la vuelta.
De pronto un az de luz desconocido se cuela debajo de la puerta. Desconozco el motivo de su presencia, asi como desconozco muchas cosas que suceden aquí.
Se dibujan dos siluetas por debajo de la puerta. Los pasos. Los pasos que antes escuchaba, se habían detenido anteriormente frente a la puerta en la que ahora me encuentro. ¿Fueron ellos los que me llamaron hacia donde me encuentro ahora? No lo sé, tal vés.

04 June, 2006

Algún día

Algún día... hic et hunc... secula secolorum... Una llave. No puedo distinguirla con esta luz escasa pero es una llave. Y por alguna extraña razón he dicho lo que he dicho. Sé que está ahí, tras la puerta, esperándome. Y sé que tendré que salir por ella, abrirla y enfrentarlo. Pero lo más duro está ahí, a media luz, con la incertidumbre de no oler a nada, de no saber qué hacer con la llave, de no atreverme a dar un paso más. Recuerdo el rojo. Se me sube a la cabeza de tan hostil. Me marea.